25.2.14


"– En su trabajo es habitual ver muchos elementos que a veces pueden distraer de la música.

–Lo hago para que el público no se duerma (bromea). Hace cinco años, en la obertura de «El caso Makropulos» la gente estaba dormida. Si lo que quires es escuchar música, te vas a tu casa y te pones los cascos para escucharla, y te creas tu propias imágenes sobre la ópera. Y, aunque la grabación sea maravillosa, con voces maravillosas, los personajes de dentro estarán muertos. Esto es teatro lírico. Yo creo un mundo sobre el escenario porque el teatro de ópera me ha invitado para que lo haga. Creo que es más interesante vivirlo en la vida real que escucharlo en casa o en la radio."